Aunque la población infantil no es el grupo que mayor riesgo por muerte directa por COVID-19 tiene, la pandemia ha tenido un impacto importante sobre sus derechos y su bienestar. El virus obligó a cerrar las escuelas hasta que fueran capaces de asegurar las medidas de higiene. Algo complejo en Mozambique, donde solo el 20% de centros dispone de lavamanos.
Para miles de niños y niñas, el colegio es un medio para garantizar la igualdad de oportunidades y un primer paso para prosperar en un país golpeado por la sequía, las catástrofes naturales y la alta tasa de pobreza. La prioridad en esta emergencia fue recuperar la normalidad en las escuelas y controlar los contagios en la provincia de Manica, en el Distrito de Sussundenga.
La intervención de Farmamundi y la ONG local United Purpose ha dado asistencia a 4.052 personas, el 95% mujeres y menores de 12 años
LUCAS ANDRÉ
“El objetivo es que la sensibilización no se quede en las aulas, sino que llegue también a los hogares de esos niños y niñas”
Lucas trabaja en la ONG mozambiqueña United Purpose de la mano de Farmamundi. Ha estado al frente de la estrategia para frenar el COVID-19 en 11 escuelas de Manica: “Instalamos tanques de agua para facilitar el lavado de manos, distribuimos mascarillas, jabón y gel hidroalcohólico. También reforzamos a los equipos de limpieza de los centros, dándoles guantes, botas, cepillos y baldes, entre otras cosas”. Para Lucas, la entrega de material, junto a las charlas formativas, no solo beneficia a los estudiantes o el profesorado, sino toda la comunidad.
SEDA SALOMÉ
“Gracias al uso de mascarillas y al lavado de manos, estamos conteniendo los contagios en la escuela. También con la medición de la temperatura”
Seda es profesora en la escuela pública de secundaria Samora Machel, en Manica. Este distrito se vio arrasado por el ciclón Idai en 2019 y Eloise en 2021, que destrozaron las escuelas, entre otras infraestructuras. El suministro de material de protección ha sido crucial para la vuelta a la normalidad. Además, Seda imparte charlas al alumnado y resuelve dudas, gracias a la formación que recibió de la mano del personal de salud de la zona.
SEMON SITOL
“Gracias a este material, continuaremos con todas las medidas de prevención como la limpieza, el lavado de manos o el distanciamiento entre los alumnos dentro de las aulas”
Semon es el director de la Escuela Primaria de Chichira. Aún recuerda el impacto que tuvo el COVID-19 en sus aulas cuando se desató la pandemia: “Cerramos el año con cien casos. Fue muy preocupante”. Desde entonces, han estado recibiendo ayuda por parte de Farmamundi y la ONG local United Purpose, con la instalación de puntos de lavado de manos, entrega de mascarillas o charlas formativas.